El esguince de tobillo es una de las patologías más comunes en el deporte y en la asistencia primaria. El 85% de los esguinces son agudos y se presentan en el compartimento lateral del tobillo. Este compartimento está formado por 3 ligamentos: ligamento peroneoastragalino anterior (PAA), ligamento peroneoastragalino posterior (PAP) y el ligamento calcaneoperoneo (CP). Durante los esguinces de tobillo en el 20% de las ocasiones ocurre una lesión combinada de los ligamentos PAA y
CP, y en el 65% de las ocasiones ocurre una lesión del PAA(1).
El esguince lateral de tobillo ocurre generalmente debido a un movimiento forzado de inversión del tobillo, aunque también pueden estar formados por mecanismos de compresión y contusión sobre la articulación(2). Más del 80% de los esguinces recidivan y que hasta un 40% pueden acabar en inestabilidad crónica que conlleva debilidad muscular, laxitud ligamentosa y déficits propioceptivos y de control postural condicionando el desarrollo de la actividad deportiva e incluso de la actividad cotidiana(1).
Los esguinces de tobillo se suelen clasificar en 3 grados, dependiendo del grado de afectación de los ligamentos:
Grado I: encontramos una distensión ligamentosa, es decir, los ligamentos no presentan rotura, no hay laxitud articular y el daño es leve y de carácter inflamatorio.
Grado II: en este grado si que encontramos una rotura parcial de los ligamentos, el más frecuente, como mencionamos en el punto anterior es el ligamento peroneoastragalino anterior.
Grado III: uno o varios ligamentos han sufrido una rotura total y por lo tanto los signos inflamatorios, el dolor y la hematoma (amoratamiento o moratón). (2)
El tratamiento deberá ser pautado por un fisioterapeuta, sin embargo, en los esguinces leves de grado I se recomienda la aplicación reposo, hielo, compresión, elevación y descarga de la extremidad, según dolor, además de una rehabilitación neuromotora para evitar recidivas. El objetivo es limitarla inflamación, reducir el dolor y proteger de nuevas lesiones. En los grados II y III debemos realizar además del tratamiento anterior, rehabilitación del movimiento, fuerza y propiocepción del tobillo(2). Esta última parte es importante para evitar las inestabilidades y futuras lesiones del tobillo, que como hemos visto, puede ser incluso del 20% de los casos.
1. Martín-Casado L, Aguado X. Revisión de las repercusiones de los esguinces de tobillo sobre el equilibrio postural. Apunts Med Esport. abril de 2011;46(170):97-105.
2. Guirao Cano L, Pleguezuelos Cobo E, Pérez Mesquida MA. Tratamiento funcional del esguince de tobillo. Rehabilitación. enero de 2004;38(4):182-7.
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